Parece un juego; por donde lo mires,
da la impresión de estar personificando una obra,
los diálogos previamente establecidos,
o tal vez ya usados con anterioridad.
Es una representación teatral,
los colores tan vistosos;
las situaciones más comunes
y como es costumbre
los desenlaces previamente esperados.
Se establece un vínculo entre los personajes,
unos movimientos imperceptibles para el resto,
mas para quienes lo actúan todo esta milimetrado.
Tiene que existir algún misterio,
algo que sólo ellos conocen,
Porque la complicidad es
entre otras cosas una travesura delicada.
Un secreto para el mundo
una verdad tan dulce.
Cambio de escenario,
otra situación se esparce en el aire,
cautiva al público pero más
a quienes interpretan esas vidas.
Se muestra la diferencia entre estos 2 bandos.
Cada uno con un terreno, una actitud;
que especial…audaz y envolvente.
Se marca la diferencia…
la fuerza que me obliga a decirte “te quiero”,
cuando te miro a los ojos…
momentos antes de que mi cuerpo colapse
y sea un ser inerte.
Vencido por los impulsos de lo sin sentido,
una anomalía latente.
Un frenesí de día,
quien escribe ahora.
No existe fuerza más poderosa.
Ni adicción más peligrosa.
Tampoco alucinógeno más eficaz.
Te liquida las neuronas,
te deshace los sentidos,
una palabra y me rindo…
Se derrite mi intuición,
y no se ahora que es el sentido común.
Me arrancas la inspiración,
la destrozas en un traqueteo de dedos.
La sacas de raíz,
la quebrantas ante mis ojos.
De respirar ni me acuerdo,
he caído a tus pies.
Se vuelve algo absurdo hablar en voz alta,
consumes mi juicio.
Deseos de recorrer tu rostro sin tocarlo,
decirte un “te amo” sin hablarlo.
Termino. antes de que el poema acabe conmigo,
mucho antes de que los versos sean mi última morada,
y aún mucho antes de inundar el escrito con cursilerías.
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