domingo, 18 de julio de 2010

CAP4 simplemente conversamos

CAPITULO 4: Simplemente conversamos


La fuerza con la cual se detuvo, la hizo voltearse enseguida como buscando apoyo, las dos teníamos unas expresiones de asustadas. Ahí fue cuando me fije que en cuanto cruzamos miradas, se sonrojo de una forma que me recordaba a mi cuando me sentía en completa vergüenza.


Después de eso, esquivo inmediatamente mis ojos. Aunque yo también lo hice en ese momento, y no podía entender por que mis mejillas se encendían, notaba el calor proveniente de mi rostro. Que estaba pasando, yo no fui quien dijo que tal chica con la que me encontré me parecía linda ni me gustaba. Porque entonces estaba ruborizada como una chiquilla que acaba de meter la pata en una reunión de adultos.


Por favor, no estaba a punto de graduarme y dar el discurso final delante de toda mi promoción e invitados para ponerme tan nerviosa. ¿Dónde esta mi valentía?


La chica toco el botón amarillo del ascensor, el timbre que se debe presionar en caso de alguna emergencia. Y el que ya había oprimido en la otra ocasión que nos encontramos.


Yo estaba a punto que me dé un ataque, no solo de los nervios de estar atrapada en un ascensor, de nuevo. Si no que me ponía incomoda estar ahí con ella.


Esa había sido mi pesadilla por una semana, luego de haberme quedado atrapada la primera vez en el ascensor, recuerdo muy bien el sueño:


“…Estaba yo en el ascensor sola, cuando se detuvo en el piso 20, y se apagaban las luces; entonces podía casi sentir el momento exacto cuando se desprendía las agarraderas del ascensor y caía libre como cuando sueltas un objeto pesado desde el techo de tu casa; podía casi ver como mi corazón se desprendía de mi pecho, ante tal sensación de vacio…luego entre la desesperación y gritos porque era inevitable que saliera ilesa de eso.


Despertaba


Despertaba cubierta de sudor, temblando de pies a cabeza, con la respiración agitada y cogiendo el celular para llamar a mi madre a las 3 de la mañana.”


Bueno, no era tan malo como mi sueño. Por ahora no escuchaba que se soltara alguna pieza del ascensor, no me faltaba luz en ese espacio reducido y claro no estaba sola.


Quien sabe no hubiera dicho nada si solo me esperaba unos segundos. Uno a uno comenzó mi pesadilla.


Primero escuche un ruido extraño en el silencio, a lo cual volteo Cris para tratar de identificar de donde provenía el ruido. Yo también comencé a buscar la procedencia de dicho chirrido, mire al techo del ascensor y al parecer algo no andaba muy bien que digamos.


Nos miramos ambas y luego al techo del ascensor, como si solo viéndolo el problema se solucionaría.


Sonó nuevamente fuerte, y después sentimos una especie de golpe fuerte, lo cual provoco que ambas nos pusiéramos a agarrar la pared del ascensor como si de un refugio se tratase.
Y Paso lo segundo de mi pesadilla, adiós luces.


A este paso lo único que nos quedo fue gritar como dos locas, golpeando la puerta del ascensor.
¡Ayuda!…alguien por favor…estamos en el ascensor- Decía Cris cada palabra dando un golpe con los puños la puerta del ascensor-¡Ayuda!


La oscuridad no me ayudaba a superar mi posible ataque de pánico, comencé a tocar con más fuerza el botón del ascensor, y no se escuchaba nada. Otras veces el sonido era tan fuerte que molestaba tanto el tímpano.


Al cabo de media hora de estar golpeando, gritando, saltando, pensamos que era mejor tranquilizarnos, y utilizar la cabeza.


Por suerte para mi… - dije esto en voz alta, con los ojos cerrados y apoyando mi cabeza contra la puerta de este cuartito - no se cumplió totalmente mi pesadilla.


¿Qué pesadilla? – Comento luego de unos minutos Cris.


Digamos que algún día creo que moriré así…encerrada en el ascensor mientras se suelta y la gravedad hace su trabajo – sin pensarlo mucho le solté todo esto - …y claro como toda historia trágica y de terror no hay luz.


En ese momento recordé mi celular en el bolsillo delantero de mi maletín; aunque no tuviera nada de crédito para llamar siquiera no moriría en la oscuridad.


Por lo menos no vas a morir sola – de esta manera Cris completo mi discurso trágico – y sobre la luz, puedo arreglarlo.


Saco de su bolso un celular, la luz no era un faro para guiar a los barcos pero cumplía su misión. Asustarnos más con las sombras que se formaban.


Quien me mando ver el aro un par de veces, jamás volveré a ver películas japonesas, siempre un ascensor y una niña que se escurre por algún rincón y aparece para llevarte al mas allá.


Sabes, creo que prefiero la oscuridad – le mencione esto pasando saliva ante las extrañas visiones que se creaban en mi cabeza - …si, la oscuridad…sin duda.


Espera un momento…uhm…-Se puso a teclear no se que cosa en su celular, ¿Un mensaje de texto que no podía esperar a que saliéramos de prisión? – si, aquí esta la linterna.


¡Ups! Como no se me ocurrió que tenía linterna; estos celulares venían con todo, el mío a las justas numeritos para llamar, el botón para contestar y una camarita que tenia la resolución mas pobre…no es que sea fanática de la tecnología de los teléfonos móviles pero mi pequeño Samsung color rojo me había acompañado desde hace 5 años. ¡Vaya! cinco largos años, Por eso nunca me lo han robado.

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