Dos cuartos de locura
Es el taller donde confecciono prosa,
versos…imágenes en palabras,
Sentimientos en hojas.
Reparo oraciones,
desahogo corazones,
y oculto autores.
Redelimito sintaxis, hipérbolas,
e invento nuevas expresiones literarias.
Es mi estudio idílico,
donde todo esta a la mano,
cada pieza esperando ser trabajada,
pulida y presentada.
Una minúscula porción debe ser perfeccionada,
un toquecito por aquí y un vaivén por allá.
Mientras se acoplan misteriosamente,
la armonía en esos segundos es palpable,
se huele la conexión,
desprende su aroma cálido y fuerte;
que calla hasta la imaginación del corazón,
y a las inspiraciones terrenales.
El silencio te da la bienvenida,
un suspiro que te renueva,
y vuelves a volar aunque no sabes como
¿Por qué?
Dos y tres ¿Por qué?
Ya sientes la suavidad de los pétalos,
el roce accidental con la poesía,
y los versos que empalagan.
Dulzura embotellada,
sin sensatez y con impulso propio a mil,
corriendo por las venas líquidos de mar,
vertiéndose en cada rincón y despegando.
Y la pintura abstracta donde esta,
¿el laberinto que creaste,
para fracción transitoria de humanidad?
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