domingo, 2 de enero de 2011

CAP 6 Dibújame una sonrisa

Han pasado 2 horas desde mi aislamiento, los síntomas de pavor han cesado, la estreches del ambiente ya no es gran problema y la falta de iluminación me es indiferente.

¿Cómo van las cosas con Cris?, la frase “es una cajita de sorpresas” le queda chica para describirla.

En estas horas, me enteré que hace un mes se a mudado a este edificio, vive con su hermana la cual da la casualidad es ingeniera también. Por lo que mencionó se llevan bien pero eso no evita que tengan sus desacuerdos semanalmente. Le encantan los perritos especialmente los pequeños, a pesar de ello nunca ha podido adoptar a uno.

Le apasionan los deportes y el ejercicio, habiendo ganado 4 maratones en su corta vida. Me pareció muy gracioso que se cae de la cama por lo menos una vez cada noche…hubo una ocasión que se fracturó el brazo al evitar caerse por tercera ocasión de la cama. Le tiene fobia a las hormigas y cuenta con una lista de 100 cosas que planea hacer antes que muera ¿no es muy cliché?

Es tan fácil hablar con Cris, le he contado tantas cosas de mi, como de mi afición por la escritura, que tengo un archivo repleto de historias cortas, libros inéditos y algunos versos; desde hace dos años que vivo sola. Mi falta de perseverancia le hizo gracia, cuando le conté que todos los días me levanto con las ganas de comenzar mi rutina de ejercicios y acabo tumbada en mi mueble jugando con el control remoto del televisor; las aventuras que había hecho…no eran muchas pero lanzarse de un puente seguro valía en la cuenta, aunque se rio como nunca al narrarle el haber entrado a un rodeo de toros y salir ilesa.

Puedo sentarme a tu costado – me habló de improviso.

Ah – Fue mi vaga respuesta. Al darme cuenta ya estaba a mi costado, riendo bajito.

Cris no me hizo una pregunta, sea cual fuera mi respuesta, ya tenia de por sí planificada su acción. Se plantó al lado mío sin darme tiempo a asimilar la propuesta.

Esta chica me esta preocupando; altera mis apacibles nervios, me provoca parálisis cerebral momentánea… ¡uhm! descerebrada pero contenta.

Me dibujaste una sonrisa con acercarte, gracias a mi cómplice no puedes saber eso, ni tampoco como trato de que mi cuerpo no tiemble ante tu proximidad. ¿Y quién es mi cómplice? la penumbra que nos envuelve.

Es hora de conocernos un poco más – deduzco cierta picardía en la voz de Cris - ¿no te parece?...

Parpadee repetidamente como si fuera presa de un tic nervioso, abrí la boca para replicarle pero ni la mas absurda idea se hacia audible.

Mi estado de estupefacción no paso desapercibido, no era capaz de formar una oración. Vi luz proveniente del celular de Cris, ella estaba muy entretenida sacando su linterna mientras que yo me rompía el cerebro para hacer que mis neuronas hicieran conexión, e interpretara las palabras de esta chica.

¿Quieres jugar un juego? – Me preguntó con una sonrisa en los labios; Además, me percaté que colocó la linterna entre las dos, para así, cada una reconocer el rostro de la otra.

Otras veces hubiera hecho un comentario sobre lo redundante que sonaba “jugar un juego”, era como que ya estaba implícito que debería ser un juego…

Se quedó como un pensamiento lejano, y simplemente contesté: ¿Qué quieres jugar? – Con la voz más angelical e inocente que podía pronunciar.

Bueno, se dice que conociendo el contenido de la cartera de una chica puedes saber como es…- me dijo sonriéndome y con unos ojitos que provocó que me perdiera por unos segundos para tratar de averiguar que color eran, marrones claros, canela, avellana, habría que inventar un nombre para ese matiz en particular.

Así que, tú revisas mi bolso y yo tu maletín – continuó hablando muy entusiasmada con su idea – luego cada una…dice como cree que es la personalidad de la otra.

La idea no era una maravilla. Absurda, es la palabra que vino a mi mente cuando termino de hablar; Cómo por medio de las cosas que uno guarda, se puede dar una idea de lo compleja que es la personalidad de las personas, imposible.

Interesante, me apunto – Mi boca no era el más inteligente de los miembros de mi cuerpo y justo ahora se le ocurre hablar.

Vale, entonces… - cogió mi mano y deslizo entre mis dedos su celular, luego lo acomodó de tal forma que yo alumbraba el área donde puso mi maletín, para que lo registrara – Detén la linterna, mientras yo hago el trabajo sucio.

Muy obediente sostenía su celular, mientras Cris se disponía a “ensuciarse las manos”. Abrió muy despacio el cierre de mi maletín, poniendo algo de suspenso al ambiente; introdujo su mano derecha y sacó lo primero que tocó, en este caso no era más que mi agenda.

Una agenda…uhm – le dio un par de vueltas al pequeño cuaderno, entonces se detuvo – puedo decir que te gusta ser organizada, y apuntar las cosas que tienes que hacer para no olvidarte.
...

¡Wuau! como Sherlock Holmes esta chica se moría de hambre, hasta un recién nacido pudo dar esa conclusión…bueno para no ser tan mala, un niño de 5 años podía llegar a la misma interpretación.

Prosiguió con su inspección, sin importarle que dijera algo…lo segundo que retiro era mi billetera. Tenia la costumbre de ponerla en mi maletín o bolso, se que la mayoría lo guarda en su bolsillo pero a mi me resultaba incómodo.

Ji ji ji, encontré la caja fuerte – Me miró un segundo como buscando aprobación para que lo abriera, a lo cual solo asentí – entonces…que tenemos.

Eligió el peor día del mes para chequear si poseía dinero, cero billetes y 2 monedas que me servirían para mañana ir al trabajo. Bueno, si es que salía del ascensor.

Tienes tendencia a despilfarrar el dinero, no te sientes satisfecha hasta que no tengas ni una moneda. – Sentencio Cris; entretanto hurgaba los bolsillos pequeños de mi billetera, donde guardaba algunas fotos– ¿Quién es?

De las 5 fotos que mantenía en mi poder, en la única que se fijó Cris y pidió detalles era la que aparecía un chico joven con lentes negros, usando un polo blanco con la inscripción “a todas las traigo locas”.

Me intrigó la mirada inquisitiva, la ceja izquierda levantada en su rostro le daba una impresión de: “me das la respuesta ahora o si no…”. Faltaban los brazos cruzados para ser una típica escena de telenovela.


Reí por lo gracioso que se veía y por ningún momento se me ocurrió no decirle quien era….hasta ese instante. La curiosidad mató al gato, así que la haría morir lentamente.


No tiene importancia – contesté restándole interés – sigue con la exploración… estoy interesada en tus conclusiones, detective.

Algo mosqueada porque no contesté a su pregunta, guardó las demás fotos en el bolsillo de donde las retiro, refunfuñando por lo bajo y continúo sacando cosas de mi maletín.

Esta vez era el turno de mi “bolsillo personal”, así me gustaba llamar al espacio pequeño que tenia adelante mi maletín, ese era el sitio donde guardaba: jabón, cepillo de dientes, pasta dental, un par de toallas femeninas, si no es para ti por lo menos podías ayudar a alguna colega en aprietos ¿no?, espejo, peine, bloqueador solar, un mini costurero, repelente de mosquitos, alcohol de 95º, curitas, papel higiénico, pastillas para la gripe, para el dolor de garganta, para el dolor de cabeza, un inhalador entre otras cosas típicas de una chica… bueno no totalmente “típicas”…es que soy algo quisquillosa; en la universidad mis amigos siempre me decían niña exploradora, por contar con todos los equipos para un camping. Mala suerte que no incluyera una bolsa de dormir, ya me estaba doliendo el trasero de tanto estar sentada en ese suelo frio.

Ahora que observo todo eso, el diagnóstico del doctor sobre dolores de espalda por carga pesada, no eran tan errados.

Le brillaron los ojos al encontrar mas cosas con las cuales “descubrir” mi personalidad, creo que se olvido lo de la foto, ya no la veía con el ceño fruncido.

Uhm… -comenzó su análisis tocándose la barbilla de una manera que la hacia verse intelectual en pleno debate por dar su veredicto – tendencias sicóticas, esquizofrenia moderada y adicta a los fármacos…la mezcla perfecta para una paciente de hospital psiquiátrico.


¡Por fin había dado en el clavo!


NO, claro que no – contesté tratando de no matarme de la risa… - llevo esas cosas conmigo por…por precaución.

Una farmacia completa por precaución – respondió con total asombro y una voz chillona – ni mi bisabuela anda tan preparada como tú.

En un susurro la palabra Farmacodependiente se coló en mis oídos. Excelente.

No soy farmacodependiente – Lo menos que deseaba en ese segundo es que pensara que convivía en el edificio con una ex paciente del manicomio.

Se que parece otra cosa… - casi exhortándola para que me creyera – por lo menos el inhalador es porque sufro de asma.

Nos miramos y reímos de mis excentricidades, para ser una chica en sus 22 años, contaba con un historial de cosas raras.

Después de revolver todo mi maletín, dando extravagantes conclusiones; como cuando vio mi colección de boletos de autobús, según ella: tendencia a demostrar que una vez estuve viva ¿Qué significa eso?, o también cuando encontró bien escondido un par de envolturas de golosinas, para ella era síntoma de posibles desordenes alimenticios.

¿Por qué siempre se va por la tangente?; Estoy segura que si Cris se pusiera a analizar la cesta de caperucita roja me saldría con que era una alcohólica en etapa de remisión, exhibicionista y con un fetiche por los lobos.


La venganza es un plato que se come frio...y ya tenia hambre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Y tu que opinas..

Banner de urd