domingo, 2 de enero de 2011

CAP 11 Borrare tus tristezas

Se acomodó en su sitio, juntando sus piernas con su pecho, y rodeándolas con sus brazos. Hacia un refugio para ella. Apoyó suavemente su cabeza en sus rodillas. Parece una bebe.


No estoy triste, he recordado un par de cosas – se limitó a decir Cris, sin verme a la cara – siempre hay de esos amores, que no abandonan tu mente cuando se termina la relación.


Creo que quiere desahogarse, luce tan tímida en esa posición, y me duele el que hable de otros amores delante de mí.


Tiene que ver con esto – entonces me mostró la bolsita que con tanto recelo alejo de mis manos anteriormente. - ¿Quieres saber que es?

Si – fue mi sencilla respuesta. Además si contándome la historia de sus desamores recuperaba su actitud positiva, un par de espinas en el corazón no era mucho.

Hace tres años, cuando todavía estaba preparándome para ingresar a la universidad. Conocí…a una personita en la academia – Aunque estuviera evitando mirarme, su voz reflejaba tanta ternura al hablar – Yo todavía no sabia ni que estudiar, pero me habló tanto de comunicaciones, que al final sentía que esa era mi vocación.


Nos llevábamos muy bien. Intensas horas de estudios, salíamos todos los domingos a relajarnos, las horas se pasaban enseguida…los días para el examen estaban casi a la vuelta de la esquina.


Postulamos, y…- interrumpí en ese instante a Cris.


Ingresaste y él se no lo hizo – Completé su relato, para que darle tantas vueltas al asunto.


Uhm…no exactamente – prosiguió restándome importancia – ingresamos ambos, ahora podíamos tomarnos libre todos los días, hasta el inicio de las clases.


Para ese momento, yo ya estaba completamente enamorada, y no pensaba quedarme sin informárselo - se escuchó un pequeño suspiro detenido – le invite al cine, le propuse ver una película de terror; ya sabes…había ensayado todos mis movimientos.

En plena película, me acerque casualmente, como quien no quiere la cosa. Entonces mi cuerpo decidió actuar por si sólo – en esta parte me limite a asentir, ya tenia experiencia de sobra, en que tu cuerpo se las dé de autónomo – y le planté un beso.



Un balde de agua fría cayó sobre mí. Que hubiera dado yo, por estar en ese cine, ser esa persona, y recibir sus labios.



Me quedé con la canchita en una mano, mientras mi compañía salió huyendo…-trató de hacerlo sonar gracioso pero su expresión la contradecía – imagínate, ni que le hubiera propuesto darnos un electroshock.


Después de eso, no volvimos a hablarnos; y al iniciar las clases en la facultad me di con la sorpresa que se cambio de universidad - Por fin dirigía su mirada a mis ojos marrones -Si que tengo un encanto con las personas…


Cris, ¿una pregunta? – ha veces soy algo impertinente- tan mal besas…que el idiota salió corriendo.



No pude evitar decir lo que pensaba, era “un idiota”, huir de esa manera, por lo menos se da una disculpa, una de esas excusas tantas veces utilizadas. “No eres tú soy yo.”, “estoy confundido…”, etc.



Cuando regrese de mis cavilaciones, Cris estaba a unos poquísimos centímetros de mí, sus manos se apoyaron en mis rodillas, Parecía que tenia intenciones de capturar todo el aire cerca a mi boca. Tan tan cerquita y sus ojos observaban mis labios ¡Yes! , los analizaba. Levantó su vista, clavando sus pupilas en las mías. Como en cámara lenta un par de mechones desfilaron por su rostro, ni en un comercial ese simple movimiento se vería tan perfectamente ensayado.



¿Quieres comprobarlo? – abrió ligeramente sus labios; tan sensual fue su proposición. Temblé.


Comprobar, corroborar, probar, testar era un diccionario andante, se refiere a sus besos. Unas gotas de sudor se acomodaron en mi frente. Se me secó la boca.


Ja ja ja, tu expresión es para una foto - se alejo tan ágilmente como hace un momento, hacia lo opuesto - ja ja ja, por eso cargo la cámara siempre conmigo. Me tomó una foto, y ni la luz del flash me devolvió a la realidad.



Por favor, si alguien encuentra mi espíritu entregarlo con urgencia en el ascensor detenido entre el sexto y sétimo piso, se dará buena recompensa.



Jugaba tan salvajemente conmigo, mi presión comenzó a normalizarse. Tendrá doble personalidad, un corderito en ratos, que me dan ganas de tenerla de peluche y si se cansa sale la loba, convirtiéndome en su presa favorita.



Sabes, estas dando por sentado muchas cosas – pasado el susto me dijo eso; uhm ¿Qué significa? La mire toda interrogante – como por ejemplo que “él…es un idiota”.


No me vengas a decir que a estas alturas lo defiendes, por favor. – Cris, te has golpeado la cabeza por casualidad- pudo ser mas caballero, en vez de huir.


Con esto comprenderás mejor – acercó una bolsita, la que hace un rato arrancó de mis manos, y de ella extrajo un pequeño relicario en forma de corazón, de esos donde se colocan fotos, para colgártelo como un collar – ábrelo.


Tomó con sus dedos anular y pulgar la fina cadenita dorada, depositando este objeto en la palma de mi mano.


Por fin, tenía en mis manos su tan preciado recuerdo, seguro tiene la foto de ese idiota; y todavía siento esa pizca de celos asomándose cautelosamente, ¿por qué lo defendía?



No pueden imaginar mi sorpresa al abrir ese relicario.



Sorpresivamente Cris se separo de mi lado, se levanto del suelo, sin decir nada. Creo que quería darme espacio para libremente descubrir su secreto.


La vi moverse al lado izquierdo del ascensor, apoyándose en esa pared fría de acero, su mirada estaba puesta al frente.


En la parte derecha de ese estrecho espacio para la foto, estaba la niña de mis delirios; y yo que pensaba que conocía todas sus sonrisas, estaba fantástica. Tenía un brillo sin igual, su peinado un poco diferente, propia de la moda de ese entonces, le encantan los gorros por lo visto, el modelo era de esos tejidos en lana, color rojo, resaltaba muy bien, para el deleite de mi corazón. Uno de sus dedos estaba puesto tan cerca de sus labios, dándole el toque perfecto. Eso…o el fotógrafo merecía todo el crédito.



Era el momento de girar hacia la otra persona que compartía un lugar con Cris en el relicario. El idiota.




¡AH! ¡AH! No daba crédito a lo que veía. ¡AH!




Pero era…imposible. Vale, Imposible no es la palabra, pero…





Esa persona es…es…

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