domingo, 2 de enero de 2011

CAP 17 Despedida Indirecta

14 horas en un ascensor. Sólo esas horas, tan pocas horas. Porque no se detuvo por días, meses…años.


Nos levantamos del ascensor, preparándonos para salir; no sin antes darnos una mirada profunda y seductora, sonreímos. Teníamos una historia por delante, ya estaban escritos los personajes, faltaba el dialogo nada más.


Era una despedida de profundos enamorados, que renovaban sus votos después de una pelea.

Bueno no era nuestro caso totalmente, de que hubo “pelea” si y muy deliciosa, renovación de votos quien sabe hoy en la noche…Había algo en ella que me intrigaba.



Nos vemos Mía…-dijo esto mientras caminaba fuera del ascensor y sin voltear nuevamente – me agrado pasar la noche contigo…espero que se repita.



Me quedé inmóvil, observando mientras se iba, yo por alguna razón no baje del ascensor. Ni le conteste nada. Estaba loca sin duda, quien en su sano juicio se quedaría en un ascensor que la mantuvo presa durante casi un día.




La puerta se cerró, y el ascensor comenzó a subir hasta mi piso, el onceavo.




Todo el pasillo estaba como lo dejé, no había nadie. Creo que nunca se enterarán que tanto ruido lo provocamos Cris y yo. Las paredes color marfil, las ventanas que dejaban ver un sol tan fuerte, dan ganas de ir a la playa. La puerta de mi casa esta ahí frente a mi, la última.


Caminé hacia mí departamento como sonámbula, percatándome que tenía una gran sonrisa en el rostro. Que bobería de adolescentes mi mente me repetía, mientras movía la cabeza en negación. Casi se me cerraban los párpados, ni en mis peores amanecidas, había estado tan cansada.


Loca, completamente loca – me dije en voz alta– quien saldría feliz después de pasar la noche en un espacio de 1 metro- La respuesta fue automática: alguien que se queda atrapada con Cris - solté un suspiro.


Abrí la puerta de mi departamento, sin dejar de pensar en ella…la chica de gorrita, quería quedarme encerrada de nuevo. Con tal de que fuera con ella, no había ningún problema. Esta vez tendría todo preparado, un colchón inflable. Aunque, Podría planear quedarnos recluidas en mi departamento.


Fui directo a mi habitación y me desplomé en la cama, tratando de dormir lo más rápido posible, para poder remembrar entre sueños las horas que había pasado con la señorita del noveno piso.


Estando boca abajo en la cama, suspiré, agarre fuerte mi almohada y la abrase, inconscientemente me imaginaba era esa chica que dijo que podía dedicarme a escribir. Mientras ella sea mi inspiración, no tengo duda que venderé todas las ediciones que haga en mi vida.


Cerré los ojos, sabiendo que había sido una bonita experiencia pero no podía llegar a más. No iba a buscarla…soy cobarde. Si me encontraba con ella sería pura casualidad y un par de palabras quizás. Bueno, si ella quería quedarse a charlar horas y horas no pensaba rehusarme.


Creo que estaba dejando todo en sus manos, a pesar de que yo quería volverme a encontrar con Cris, conocernos mejor, salir a algún lado, perder el tiempo las dos y no se…que conozca mi departamento, mi habitación tiene una bonita vista, estas sábanas son nuevas.


Esperando, deseando, rogando por volvernos a tropezar y seguir lo que comenzó ese día.

La luna me inspiraba, me recordaba a ella. Desde este momento las vería iguales y al mirar en las noches las estrellas pensaría en mi niña, Cris.



El sueño se hizo presente y dormí esa mañana con una sonrisa en los labios. Sin pensar en que debía ir a trabajar, en los informes a entregar, los recibos de agua y luz que se vencían justamente hoy.




Duerme bien, mi inspiración.

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